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Frank Cuesta, una figura ampliamente conocida por su aparente compromiso con la vida salvaje y su labor de “rescate animal”, ha sorprendido a todos con una serie de confesiones que sacuden por completo su imagen pública.
En un video reciente, el propio Frank admite haber mentido durante años sobre aspectos clave de su vida personal y profesional. Él mismo asegura sufrir de mitomanía, un trastorno que lo llevó a construir un personaje que poco tiene que ver con la realidad.
Estas son las declaraciones más reveladoras:
No es veterinario ni herpetólogo. Aunque durante años se presentó como experto, reconoce que no tiene ninguna de esas formaciones.
No tiene cáncer, como afirmó anteriormente. En realidad, sufre de una condición llamada mielodisplasia.
Los animales del Santuario no fueron rescatados, sino comprados. Esto desmiente completamente la narrativa de su supuesto activismo.
Todo el trabajo de “rescate” fue un montaje. Él mismo reconoce que todo formaba parte de un espectáculo.
Habló mal de Chi —su supuesta rival— por celos y miedo a ser superado, no por principios.
Varios animales murieron por negligencia de su parte, y no por causas externas, como antes había sugerido.
Su detención no fue injusta: poseía animales sin documentación legal.
Estas confesiones han generado un terremoto en redes sociales, dejando a miles de seguidores en estado de shock. La figura del «defensor de los animales» se desmorona ante sus propias palabras.
¿Se tratará de un intento de redención sincera o de una estrategia para recuperar el control de su narrativa?